"[La energía eólica] es más cara de producir que la energía alternativa." (David Montgomery)
Muchas personas dicen que la energía renovable es muy cara para ser implementada mundialmente, y que su uso dañaría la economía. Muchas personas creen en una tecnología no inventada será la manera perfecta de mitigar los problemas ambientales. Esto pasaría alentado mediante incentivos monetarios, donde las políticas estatales beneficiarían a esos que priorizan modelos eco-amigables, simultáneamente creando una economía en la que se crea dinero.
Sin embargo, la realidad es que la energía renovable es más barata, hasta vita, por la economía a largo plazo. La opción más barata que témenos es combatir el cambio climático porque mientras mas esperamos para tomar acción, mas dinero se va a necesitar para combatir los efectos mas extremos. “Para asegurar el bienestar económico para todas las personas en estos tiempos de calentamiento global, necesitamos balancear los costos de los daños del cambio climático y esos de mitigación del cambio climático” dice el científico Anders Levermann del Instituto de Potsdam por Investigación del Impacto Climático en Alemania.
Para alcanzar las figuras, Levermann y sus colegas usaron la Dinamicamente Integrada Economía Climatica (DICE) simulación por computadora creada por el laureado Nobel de Economía William Nordhaus, especialmente construida para observar los impactos del cambio climático. El modelo DICE mide los costos de disminuir las emisiones de gases de invernadero (mediante la reducción del uso de carbón) contra los costos de mayor cambio climático- aumentando los extremas del clima reduciendo la capacidad humana laboral, y demás. Un estudio del 2015 fue usado como guía sobre como la temperatura y el producto interno bruto global son conectados, con el daño del cambio climático en cero desde el 2020 y proyectado hasta el 2100.
Nuestra dependencia del carbón puede ser conectada con la adicción a la comida rápida; es barata y hace el trabajo, pero no es sana ni sustentable a largo plazo, económica y ecológicamente. El carbón es a menudo preferido porque, en el mercado, es la opción de energía mas barata. Pero en realidad el costo del carbón no aparece en el mercado. Estos aparecen como externalidades, y problemas de salud humana y ambiental por su uso. Un reporte del 2013 publicado por el Fondo Monetario Internacional concluyo que los subsidios de combustibles fósiles globales equivalen a $1.9 trillones anualmente. $1.4 trillones de esto son debdo a sus externalidades, $800 billones debido al cambio climático. Este estimado es basado en una conservativa social del costo del carbon de $25 por tonelada de CO2 emitido.
Una estimación posiblemente más realista de $100 por tonelada de CO2 elevaría los subsidios mundiales a los combustibles fósiles a más de $ 4 billones por año, con $ 3.2 billones debido al cambio climático. Epstein et al. concluyó que las externalidades del carbón son el triple del costo de la energía del carbón (si se refleja en términos monetarios). Si incluye las externalidades del carbón en su valor de mercado, los costos elevados son de aprox. 18 a 28 centavos por kWh, lo que significa que las energías hidroeléctricas, eólica terrestre, geotérmica, de biomasa y solar térmica son más baratas.
La mayoría de estas externalidades no son aplicables a las energías renovables, como la eólica o la solar. A medida que recurrimos a fuentes de energía más sostenibles, vemos el desarrollo de una economía verde viable. En los últimos 15 años, la industria solar se ha duplicado siete veces y la industria eólica se ha cuadruplicado (Ekkert, 2018). En comparación, la industria del carbón de Estados Unidos ha perdido el 75% de su valor al mismo tiempo, y el Reino Unido depende del carbón para solo el 3% de su energía (Gruenspecht, 2019), destacando los incentivos económicos para elegir contrapartes renovables sobre el carbón. El informe de Nielsen de 2015 enfatizó el potencial de la economía verde, destacando cómo los consumidores tienen una mayor lealtad a la marca y están dispuestos a pagar más por productos que se consideran menos dañinos para el medio ambiente.
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